domingo, 3 de julio de 2011

mārida, Mérida - 2, مريدا

Otro elemento que obliga a los emeritenses a reconocer la autoridad omeya es la disposición del aljibe, que obligaba  a la población a buscar el agua con tres actos de humillación:

1. Pasar por debajo de las inscripciones en árabe que citan el nombre del emir reinante,



2. Contemplar la reutilización de unas piezas muy significativas relacionadas con el culto a Santa Eulalia: las pilastras visigodas procedentes del hospital de peregrinos, xenodochium, construido en el s. VI a las afueras de Emerita por el obispo Masona para atender a todos los que llegaban a visitar el enterramiento de la mártir (aquí están los datos de visita) y, finalmente,



3. Inclinarse ante ellas para poder acceder al agua necesaria.


Aquí dejo dos lamentables intentos de foto panorámica de la alcazaba, tomadas desde la muralla que linda con el Guadiana. No ha podido ser algo mejor...